Agradezco la invitación de Carlos Lacaci y Adriana R. Delgado para poder participar en el blog de Lacaci Abogados.

A mi hija lamentablemente le arrebataron nuestro bien más preciado, la vida. Pero ella no quiere que sienta odio por su asesino. En el cielo ya sabe que no hay espacio para un sentimiento tan destructivo y que desea que no me acompañe aquí en la tierra. Quiero convertirme en su voz y la mejor forma de hacerlo es tratando de transmitir sus mejores sentimientos para sacar algo positivo de su muerte. Que no es otra cosa que la de aportar juntas el increíble valor de la vida y del mayor Patrimonio que tenemos los seres humanos, nuestro cerebro.

Si hace unos años me hubieran dicho que se puede sacar algo positivo de la muerte de un ser tan amado e irremplazable, no lo hubiera creído. Pero afortunadamente las cosas increíbles existen.

Hace unos días estuve a escasos metros de la reconstrucción del asesinato de mi hija Diana, y por ella voy a tratar de recrear en este artículo algo completamente diferente y que me gustaría hilvanar con lo escrito en vuestro blog por Pedro Ruiz y que dice así: “…Algo o alguien ha de poner coto o remedio a nuestros desmanes y egoísmos, a nuestros errores y excesos, a nuestras maldades.«

Diana, el Yin Yang son dos conceptos del Taoísmo que representa la dualidad de todo lo existente en el Universo, me explicó Jose Mestanza, fundador de MindPat. Según esta teoría nada escapa al Yin Yang y nuestro cerebro tampoco, es tan asombroso que es capaz de representar nuestro lado más fuerte como seres inteligentes y el más vulnerable como seres humanos.

El mundo no deja de ser una gigantesca pantalla de la bondad o maldad que proyecta nuestro cerebro, la esencia del problema y la esencia de la solución.

La O.M.S ya habla del estrés como la enfermedad del siglo XXI, y si añadimos la legión de amenazas que sacuden y deterioran nuestro cerebro de mil formas diferentes; trastornos de ansiedad, alcoholismo, drogadicción y sus cientos de millones de familiares directos, desórdenes emocionales derivados de los malos tratos, bullying, inseguridad ciudadana, corrupción, problemas laborales o familiares, crisis matrimoniales, antidepresivos, ansiolíticos, miedo, escepticismo…nos daríamos cuenta que el cerebro también nos está pidiendo auxilio.

¿Puedes presumir de tener de un cerebro razonablemente sano?

El dolor humano me resulta difícil de explicar, el recorrido de todo ese dolor conjunto y como afecta al cerebro resulta imposible de cuantificar. José me ha convencido de algo transcendental,  pretender cambiar el mundo con un cerebro cada vez más dañado  es como intentar cruzar el Atlántico en barco con las velas hechas jirones.

Hemos iniciado movimientos para proteger todo lo que consideramos importante. ¿Por qué no hemos iniciado un movimiento que sensibilice a los niños desde pequeños, del órgano más transcendental que nos hace humanos, para ganar en confianza y autoestima, lo deseen cuidar  y disponer así en el futuro de una herramienta mejor dispuesta, prevenida y proyectada  para poder construir un mundo mejor?

MindPat, a través de un escrito al Ministerio de Cultura, ha solicitado a la UNESCO que reconozca el cerebro humano como Patrimonio de la humanidad. Conforme he ido conociendo los motivos de semejante petición, más convencida estoy que algún día lo conseguiremos.

Un sentimiento plasmado en la metodología MindPat “Un Patrimonio dentro de mí”, que ilumine a los niños  y  que puede representar  una nueva y maravillosa fuente de confianza para que no admiren exclusivamente lo mejor de nuestros logros, sino a la “máquina” que tienen en su interior y que ha ideado y construido cada uno de ellos.

Una metodología creada durante años para que los niños se apasionen por su cerebro, pasión que vamos a sentir juntos, porque sabemos que el primer paso para desear cuidar algo es despertar primero su interés. Una vez que lo valoren lo sabrán cuidar mejor para sacar lo mejor de ellos.

Sin velas nuevas continuaremos a la deriva, necesitamos un faro que nos guie hacia un nuevo rumbo. Es imprescindible establecer una nueva creencia en los niños, más allá del conocimiento y de los valores como los dos pilares fundamentales de la educación.

¿Sabes la diferencia entre saber lo que es el amor y sentir el amor? me preguntó José Mestanza.  Pues representa exactamente la misma que saber que somos humanos,  y sentirnos algún día más humanos.

Deseamos la igualdad, ¿Por qué no hemos despertado a los niños el interés por lo que nos hace iguales antes de que vean las diferencias?. La verdad es que en ocasiones el proyecto MindPat abruma por su sencillez.

En el centro de la Fundación MindPat sobresale una leyenda que dice “La simplicidad es la máxima sofisticación” escrita por Leonardo Da Vinci. Y cuando ves cada detalle de la exposición comprendes que es verdad que nada hay en el universo más sofisticado que nuestro cerebro, ni más simple y sencillo que hacerles sentir a los niños que tienen un Patrimonio dentro de ellos, en la edad que están dispuestos a creer en todo.

Van a conseguir, mejor dicho, vamos a conseguir que los niños se sientan Niños Sapiens y algo que me atrajo de una forma especial en todo este increíble proyecto. Enseñarles a reconocer algo que también hemos obviado, la emoción de la vida. La vida es una continua emoción desde que nacemos hasta que morimos y tal vez uno de los problemas sea que le hemos puesto nombre a todas nuestras emociones, salvo a la más poderosa, la emoción de la vida.

Hace poco visite la escuela piloto del proyecto MindPat, me emocione por muchos motivos, tal vez el primero de ellos fuera que mi hija Diana quería ser psicóloga infantil y comprendí en ese instante que ya lo era, simplemente viendo a niños de 2-3 años decirme donde estaba su cerebro y que dentro tenían neuronas.

Estimado Pedro, es verdad que algo o alguien ha de poner remedio.

Ese algo para mi representa el movimiento MindPat, y el “alguien”, cada uno que se una a él para reducir ese gigantesco muro de las lamentaciones al que llegamos millones de personas. Si esas maldades que generan tanto sufrimiento tienen un mismo final, el principio para mitigarlas sería la unión de todos en torno a un movimiento que nos haga sentirnos más humanos. Porque que lo somos, ya lo sabemos y no parece suficiente.

Y hablando de sufrimiento, decía Mark W. Boyer, que a veces la justicia es mejor servida por los que han experimentado el dolor, yo no sé lo que es la justicia, pero creo haber entendido en estas ultimas semanas como transformar ese sufrimiento en esperanza y algo igual de importante o más, establecer nuevas creencias que nos permitan mejorar.

Gracias por la invitación de poder participar en vuestro blog, espero que os unáis al movimiento MindPat,  al fin y al cabo ¿Quién no desea que eduquemos a nuestros hijos  para que sientan dentro de ellos un Patrimonio?

Os dejo estas líneas escritas por el fundador: “…Buscamos vida inteligente a millones de años luz, puede que si sacáramos a relucir la emoción de la vida aquí en la Tierra y la transcendencia de nuestro cerebro que la proyecta, esperaríamos más tranquilos a que nos encontraran…”

Autora: Diana Pinel