En el verano de 2022, los medios de comunicación españoles nos alertaron de numerosos casos de mujeres que sufrieron pinchazos en una parte de su cuerpo cuando se encontraban de ocio nocturno en bares, discotecas, fiestas o festivales (Burillo Putze y Fernández Alonso, 2023).

Estos actos plantearon la posibilidad de que estén relacionados con la intención de someter a las víctimas a la anulación de su voluntad con el objetivo de perpetrar una agresión sexual (Martínez Román et al., 2023). La sumisión química se define como la administración de una sustancia psicoactiva a una persona, sin su consentimiento, para alterar su comportamiento y manipular su voluntad con la intención de facilitar la comisión de diversos actos delictivos que incluyen la agresión sexual (Ben Amar, 2023).


Este artículo resume las propiedades farmacológicas de las principales sustancias psicoactivas implicadas en las agresiones sexuales.

I. Alcohol

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central presente en las bebidas alcohólicas tales como las cervezas, los vinos y los licores.

Sus efectos sobre el organismo humano dependen de la cantidad consumida y por tanto de la alcoholemia, es decir del nivel de alcohol en la sangre (Tabla 1).

              Tabla 1: Relación entre la alcoholemia y los síntomas orgánicos.

 ALCOHOLEMIA CONDICIÓN APARENTE  MANIFESTACIONES
      0 a 50 mg % Comportamiento normal(sobriedad) Poca o ninguna influencia significativa. A veces, aliento a alcohol. Relajación muscular; ansiolisis (reducción de la ansiedad); desinhibición leve
    50 a 100 mg %  Intoxicación ligera                       (euforia) Aliento alcohólico; enrojecimiento de los ojos; euforia (sensación de bienestar y de satisfacción); desinhibición (pérdida de las restricciones); aumento de la sociabilidad; personalidad más habladora, expansiva y petulante; disminución gradual de la atención, de la concentración y del juicio.

Posible deterioro psicomotor

  100 a 200 mg % Intoxicación moderada (embriaguez) Modorra; disminución progresiva de la memoria y de la comprensión; deterioro de la atención, de la concentración, de la memoria y del juicio; reducción de la vigilancia; deterioro progresivo de la visión (disminución de la agudeza visual y de la visión

periférica); nistagmo (movimientos involuntarios y espasmódicos de los ojos); enrojecimiento de la cara; dificultad para hablar; inestabilidad emocional; lentitud en las reacciones; disminución de los reflejos; descoordinación de los movimientos

   200 a 300 mg % Intoxicación grave Confusión mental; desorientación; mareos; habla incoherente; marcada depresión sensorial; alteración de la percepción de colores, formas, movimientos y dimensiones; diplopía (visión doble); analgesia (disminución de la percepción del dolor); náuseas; vómitos; apatía; arrebatos emocionales; agresividad; desmayos; descoordinación importante de  los movimientos
  300 a 400 mg % Intoxicación muy grave(estado de estupor) Sopor y estupor profundos (estupefacción acompañada de entumecimiento de la sensibilidad y de la inteligencia); disminución significativa de la respuesta a los estímulos; descoordinación muy importante de los movimientos; sudoración excesiva; hipotermia (descenso de la temperatura corporal); incontinencia urinaria y fecal; riesgo de aspiración de los vómitos
         Más de400 mg % Coma o muerte Anestesia; inconsciencia; hipotermia; ausencia de reflejos; pérdida del control de los esfínteres; marcada depresión respiratoria; coma o muerte por paro respiratorio

El alcohol se usa con fines recreativos como euforizante, relajante, sedante y para facilitar los contactos sociales.

Utilizado como droga de violación, produce en la víctima desinhibición, trastornos de memoria y a veces pérdida de conciencia.

Como la mayoría de los individuos lo beben cuando se relacionan entre sí, es difícil distinguir lo que se ha administrado de forma encubierta de lo que se ha consumido voluntariamente (Isorna Folgar et al., 2023).

Los efectos del alcohol se ejercen principalmente sobre el cerebro e incluyen (Ben Amar, 2024):

  • Deterioro cognitivo (atención, concentración, memoria, juicio) y disminución del estado de alerta;
  • Pérdida de autocontrol;
  • Incapacidad de controlarse y de defenderse;
  • Confusión mental y desorientación;
  • Alteración de las percepciones;
  • Disminución de los reflejos;
  • Incoordinación de los movimientos.

Todos estos efectos facilitan la sumisión química y la agresión sexual (Ben Amar, 2023 y 2024).

II. Benzodiacepinas e hipnóticos

Las benzodiacepinas son una clase de medicamentos utilizados principalmente para tratar la ansiedad y el insomnio.

Doce benzodiacepinas son actualmente comercializadas en España: el alprazolam (Trankimazin®), el clonazepam (Rivotril®), el clorazepato (Tranxilium®), el clordiazepoxido (Librium®), el diazepam (Valium®), el flurazepam (Dormodor®), el lorazepam (Orfidal®), el midazolam (Dormicum®), el nitrazepam (Mogadon®), el oxazepam (Serax®), el temazepam (Normison®) y el triazolam (Halcion®) (Iserna Folgar et al., 2023).

Por otro lado, los hipnóticos (inductores del sueño) más empleados en España para los trastornos del sueño son el zolpidem (Dalparan®, Stilnox®) y la zopiclona (Datolan®) (Isorna Folgar et al., 2023).

Las benzodiacepinas y los hipnóticos pueden ser utilizados como drogas facilitadoras del asalto sexual. Son normalmente diluidas en la bebida alcohólica de la víctima, que las ingiere de forma involuntaria, provocándole somnolencia y a veces inconsciencia (Jones et al., 2012).

El flunitrazepam (Rohypnol®) que fue también vendido como sedante e hipnótico en España merece una atención especial. Este medicamento, también de la clase de las benzodiacepinas, fue comercializado en Europa en el año 1975 como calmante y somnífero (Isorna Folgar et al., 2023).

El flunitrazepam (Rohypnol®) puede ser añadido en el vaso de una víctima para inducir una sumisión química con la finalidad de robarla o violarla (Anderson et al., 2017). Solamente diez minutos después de su ingestión, la persona comienza a sentirse aturdida, desorientada y nauseosa. Puede manifestar dificultades de elocución y pérdida de conciencia. La sedación (efecto calmante) se produce 20 a 30 minutos después de su absorción y los efectos depresores sobre el cerebro duran aproximadamente 8 horas. La víctima puede no acordarse de eventos que han tenido lugar durante el período de acción del flunitrazepam (Rohypnol®). Este fenómeno se denomina amnesia retrógrada (Ben Amar, 2023).

III. Gammahidroxibutirato o GHB

Sintetizado por primera vez en 1960 por el neurofarmacólogo francés Henri Laborit, el gammahidroxibutirato o GHB se presenta en forma de líquido incoloro e inodoro, de polvo blanco, de cápsulas o en gránulos a solubilizar en el agua. Disuelto en un vaso de bebida alcohólica, el GHB es inodoro y tiene un ligero sabor salado y jabonoso (Ben Amar, 2024).

Los usuarios buscan la ansiolisis (disminución o supresión de la ansiedad), la relajación, la desinhibición, el aumento de la sociabilidad, la euforia (sensación de bienestar y de satisfacción), la estimulación de la libido y la alteración de las percepciones (Isorna Folgar et al., 2023).

El aumento progresivo de las dosis de GHB se traduce en orden ascendente, en las reacciones siguientes (Ben Amar, 2024):

Ansiolisis → relajación muscular → desinhibición → euforia
→ sedación (efecto calmante) → somnolencia → incoordinación de los movimientos → estado semejante al sueño → depresión respiratoria → inconsciencia → anestesia general → coma → muerte.

Después de su absorción, el GHB posee las características siguientes:
(Abid et al., 2022; Tay et al., 2022):

  • inicio de acción: 5 a 30 minutos después de su ingesta;
  • duración de acción: 45 minutos a 8 horas (típicamente 1 a 3 horas);
  • tiempo necesario para que la concentración en la sangre disminuya de la mitad: 17 a 60 minutos.

Administrado solo, el GHB no es detectable en la sangre después de 8 horas, ni en la orina después de 12 horas (Ben Amar, 2024).

Debido a su rápida eliminación del organismo, el GHB puede no ser detectado más en el organismo después de la violación de una víctima. En consecuencia, un test de detección negativo más allá de este período de tiempo no excluye una intoxicación por el GHB (Isorna Folgar et al., 2023).

IV. Ketamina

La ketamina es un perturbador del sistema nervioso central de la familia de los anestésicos generales. En España, se comercializa bajo el nombre de Ketalar® como anestésico general en humanos, administrado por vía intravenosa o intramuscular (Isorna Folgar et al., 2023).

La ketamina también se consume como droga recreativa en clubes nocturnos y fiestas rave. Las formas que se venden ilegalmente incluyen polvo blanco (soluble en agua y alcohol), comprimidos, cápsulas y forma líquida (Ben Amar, 2024).

Las vías de administración de la ketamina son oral, esnifada (por la nariz; es la más utilizada para el consumo ilícito), fumada o inyectada. Las dosis son variables y generalmente varían entre 5 y 500 mg dependiendo de la vía utilizada y de los hábitos de consumo (Ben Amar, 2024).

Los efectos deseados del uso ilícito de la ketamina son la euforia (sensación de bienestar y de satisfacción), la sensación de flotación, la estimulación, las alucinaciones y las revelaciones místicas. Estos efectos duran aproximadamente una hora. Los usuarios sufren a veces de somnolencia, trastornos del pensamiento, ansiedad, confusión, desorientación, mareos, disforia (malestar general), nistagmo (movimientos oculares involuntarios y espasmódicos), convulsiones, problemas de coordinación motora, dificultad para hablar, entumecimiento de las extremidades, náuseas, vómitos, taquicardia (aceleración del ritmo cardíaco), hipertensión, dificultad para respirar, diplopía (visión doble) y rigidez muscular. Los “malos viajes” pueden ocurrir y son similares a la psicosis tóxica (Ben Amar, 2024).

Por otro lado, la ketamina puede alterar la memoria declarativa, es decir, la memoria de los hechos y de los conocimientos, lo que contribuye a su uso como droga de violación (Ben Amar, 2024).

La intoxicación aguda por ketamina puede durar desde 15 minutos hasta varias horas, dependiendo de la dosis, la vía de administración y la sensibilidad del consumidor.

V. Conclusiones

La sumisión química es desgraciadamente frecuente en nuestra sociedad y puede afectar a las mujeres y a los hombres en una proporción aproximada de 20 a 1 (Isorna Folgar et al.,2023).

Las drogas de violación más frecuentemente utilizadas son principalmente el alcohol, las benzodiacepinas (entre ellas el flunitrazepam o Rohypnol®), el gammahidroxibutirato o GHB y la ketamina.

Estas sustancias son elegidas por el delincuente con la intención de provocar en la víctima: confusión, amnesia (trastornos de memoria), desinhibición, somnolencia, alteración del juicio y disminución de las capacidades para resistir a la agresión (Isorna Folgar et al.,2023).

Estos productos son fáciles de administrar, se solubilizan en el alcohol y diversos líquidos y son frecuentemente incoloros, inodoros e insípidas (Grela et al., 2018).

El agresor elige estas sustancias porque son muy fáciles de obtener, de precio asequible y rápidamente eliminadas del organismo (Sandal, 2020; Isorna Folgar et al.,2023).

El conjunto de los estudios efectuados a nivel mundial ilustra que la droga de sumisión química por excelencia es el alcohol (Ben Amar,2023 y 2024).

Frente al riesgo de violación por sumisión química, se recomienda adoptar las precauciones siguientes (Ben Amar,2023):

  • No aceptar una bebida que proviene de una persona desconocida o en la que no se confía;
  • Beber en contenedores inicialmente cerrados y abiertos solamente por el consumidor;
  • No compartir o intercambiar las bebidas;
  • Conservar su vaso a la vista y tenerlo con si mismo durante cualquier desplazamiento;
  • Evitar de beber en un vaso que no ha sido continuamente vigilado;
  • Rechazar toda consumición de origen desconocido;
  • No beber ninguna consumición que tenga un olor o un gusto dudosos o extraños;
  • No dudar en salir de un lugar en el que los alrededores no son familiares o amistosos o si el entorno no parece seguro;
  • Negarse a ser acompañado por una persona con la que no nos sentimos a gusto;
  • En caso de indisposición, desorientación o embriaguez anormal o excesiva, confiar sus inquietudes a una persona de confianza;
  • En caso de agresión sexual, dirigirse inmediatamente a las urgencias de un hospital o de una clínica para un examen médico, un tratamiento y una rápida recogida de muestras biológicas (sangre, orina) para buscar la presencia de drogas;
  • Durante este examen médico se puede considerar una contracepción postcoital y una profilaxis contra las enfermedades transmitidas sexualmente (ETS).

BIBLIOGRAFÍA

  1. Abid M, Kietzerow J, Iversen-Bergmann S, Schnitgerhand T y Andersen Streicher H (2022). Characteristics and dose-effect relationship of clinical gamma-hydroxybutyrate intoxication: A case series. Journal of Forensic Science, vol. 67, n° 4, p. 416–427.
  2. Anderson LJ, Flynn A y Pilgrim JL (2017). A global epidemiological perspective on the toxicology of drug-facilitated sexual assault: A systematic review. Journal of Forensic and Legal Medicine, vol. 47, p. 46–54.
  3. Ben Amar M (2024). Drogues, Savoir Plus, Risquer Moins. 9a edición. Montreal, Wilson & Lafleur, 362 p.
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  5. Ben Amar M (2015). La Toxicomanie. Montreal, Les Presses de l’Université de Montréal, 423 p.
  6. Burillo Putze S y Fernández Alonso C (2023). Sumisión química en urgencias: Conocimiento, barreras y retos para los profesionales. En: Sumisión química y uso de sustancias psicoactivas en las agresiones sexuales. Bajo la dirección de José R. Agustina, Manuel Iborra Folgueras y Antonio Rial Boubeta. Barcelona, Atelier Libros Jurídicos, p. 141–151.
  7. Grela A, Gautam L y Cole MD (2018). A multifactorial critical appraisal of substances found in drug facilitated sexual assault cases. Forensic Science International, vol. 292, p. 50–60.
  8. Isorna Folgar M, Bermejo Barrera AM y Ben Amar M (2023). Drogas facilitadoras del asalto sexual mediante sumisión y vulnerabilidad química. En: Sumisión química y uso de sustancias psicoactivas en las agresiones sexuales. Bajo la dirección de José R. Agustina, Manuel Iborra Folgueras y Antonio Rial Boubeta. Barcelona, Atelier Libros Jurídicos, p. 79–100.
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  11. Sandal C (2020). Drug facilitated sexual assault. Workplace Health & Safety, vol. 68, n° 3, p. 155.
  12. Tay E, Lo WKW y Murison B (2022). Current insights on the impact of gamma-hydroxybutyrate (GHB) abuse. Substance Abuse and Rehabilitation, vol. 13, p. 13–23.

Autor: Ben Amar
Mohamed BEN AMAR es farmacéutico, especializado en biología clínica y farmacología, graduado por la Universidad Paul Sabatier (Toulouse, Francia) y la Universidad de Montreal. Ha sido profesor de farmacología y toxicología en la Universidad de Montreal de 1980 a 2022. Realiza investigaciones sobre sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central, tratamientos farmacológicos del VIH/SIDA e inmunoterapia del cáncer. Es autor o coautor de 29 libros, 135 publicaciones científicas, 78 comunicaciones científicas y 178 intercambios con los medios de comunicación (televisión, radio y medios impresos). Ha actuado como experto ante los tribunales de Canadá desde 1988 más de 650 veces ante 206 jueces diferentes.

Mohamed Ben Amar ha sido dos veces como experto en farmacología y toxicología ante comités del Senado de Canadá:

  • el 11 de junio de 2001 fue testigo experto ante la Comisión Especial del Senado sobre Drogas Ilícitas, presidida por el Honorable Senador Pierre Claude Nolin. Su mandato consistía en informar al Senado canadiense sobre el estado de los conocimientos sobre los efectos fisiológicos y farmacológicos del cannabis y otras drogas ilícitas y comparar esos efectos con los del alcohol y las principales drogas psicotrópicas;
  • el 25 de febrero de 2008, fue testigo experto ante el Comité Permanente del Senado sobre Asuntos Legales y Constitucionales de Canadá, presidido por la Honorable Senadora Joan Fraser. Su mandato era informar al Senado canadiense sobre el alcohol y las pruebas de sobriedad para los conductores de vehículos motorizados sospechosos de estar bajo la influencia del alcohol o las drogas. También se le pidió que diera su opinión sobre el proyecto de ley C-2 destinado a identificar y evaluar a los conductores intoxicados por alcohol, medicamentos o drogas.

Mohamed Ben Amar ha actuado como experto del Ministerio de Salud de Canadá en el abuso de opioides y el uso indebido de medicamentos psicotrópicos. Es consultor desde 2016 para el Ministerio de Salud y Servicios Sociales del Gobierno de Quebec en el campo de las sustancias psicotrópicas.